jueves, diciembre 13, 2007

Furor por La India


Si hay socialismo del SXXI, no es de extrañar que hayan hippies en este siglo. Neo – hippies: no son los sesentones que se niegan a crecer, sino sus sobrinos que han retomado las posturas del movimiento. El hippismo se hereda de tío a sobrino, pues como queda sentado en la historia que voy a contarles, los padres de los neohippies suelen ser banqueros de ultraderecha.

Un día el hijo de un afamado industrial hi-tech de este país vio la luz, tuvo una revelación, una epifanía y decidió despojarse de todas sus pertenencias, reunir lo poco que valía la pena y lanzarse a un peregrinaje eterno a la India. Allá conoció a otra neohippie finlandesa (o sueca, no recuerdo) con la que se unió en amor libre y sacramentado por las aguas del Ganges. Juró nunca más volver al terruño, este país lleno de guerra y cuna de religiones equivocadas. Juró olvidar los años perdidos en puestos de fronteras o en guerras, los atentados, la familia, la mierda. Juró escupir la casa paterna, llena de lujos infinitos que él detestaba. Pero todo esto lo juró en vano, porque regresó como regresan todos: delgado como un faquir, cabeza rapada, ropajes andrajosos, bolsito hindú cruzado, sandalias a pesar del frío. Volvió porque necesitaba plata y porque la sueca (o era finlandesa) estaba embarazada. La familia lo recibió, allá en su palacete hi-tech, probablemente contentos pero asustados. ¿Quién era aquel hombre ahora lleno de libros en sánscrito y repitiendo un ooooommmmmm perpetuo? ¿Quien era aquella mujer de pelo enmarañado cuya panza crecía inexorablemente? La pareja era escondida en todas las reuniones sociales, como hacían las familias antiquísimas con los hijos bobos. Pero cuando nació la niña todos los prejuicios cedieron: tenía el pelo blanco y dos ojitos llenos de amor y sus progenitores ahora se dedicaban a enseñar meditación transcendental a yuppies hi – tech estresados. Aunque seguían vestidos con harapos, parecían recuperados de aquella temporada en la India. Y lo que más enorgullecía al afamado industrial era que habían amasado una pequeña fortuna con eso de la meditación y todo tipo de pendejadas new age. Pero aquella fortuna fue utilizada para volver, ahora con una niña en brazos, a la tierra de shiva.

Tal vez un año después, unos turistas vieron a una niña sucia vagando por las calles de Bombay. Ojitos azules, pelito blanco, hablaba la lengua bíblica de por estos lados, la misma lengua de aquellos turistas. La bañaron, la vistieron con ropa limpia, la alimentaron, le dieron una muñeca dulce para abrazar y una camita cómoda para descansar. La niña, que tenía unos dos años y algo, abrazó a su muñeca y durmió todo el día. Al otro día comenzaron las averiguaciones. Los turistas detuvieron su viaje y comenzaron a preguntar aquí, allá, en la embajada, en la estación de policía. Así descubrieron que en un éxtasis supremo producido por ciertos hongos que nacen a orillas del río, una pareja de extranjeros quiso inmolar a una niña, lanzarla al Ganges en honor a no sé qué dioses. La policía los vio en pleno acto y se los llevo para encerrarlos en un hospital neuropsiquiátrico. A la niña la dejaron a su suerte, en las calles de Bombay, entregada a otro dios (uno que rige la bondad de los transeúntes o la misericordia de los turistas)

No sé cuánto tiempo pasó esa niña deambulando por las calles de Bombay, ni qué comía, ni dónde dormía. Sólo sé que ahora los abuelos se pelean por tenerla. Tampoco sé si los padres han recuperado la conciencia, encerrados en ese hospital lleno, me imagino yo, de turistas alucinados y locos locales. Lo único que sé es que esa es una de las miles de historias de este furor por la India que hay en esta parte del mundo. Y créanme que esto lo leí en el periódico y que la realidad suele superar a la ficción, como dice uno de mis maestros.

Contaría esta historia en uno de mis cuentos y le pondría un epígrafe de aquel cuento de Bolaño llamado “El ojo Silva”, pero no sé ...

2 comentarios:

araya dijo...

qué curioso! y cuántos casos no se escaparán al ojo de la prensa. jeje quedara fingir que se es un desarrapado para que los hijos salgan formalitos (o al reves, segun se quiera) y tambien apartarlos de sus tios, en esa tienes tanta razon!

LL dijo...

Jajaja! Quien sabe! También dicen que "hijo de gato, caza ratón".... así que no sé.... lo de que las cosas se heredan de tío a sobrino me lo copié de una novela de Piglia y de eso que dicen que los zurdos heredan la "zurdera" de sus tíos.

Saludos!!