miércoles, abril 01, 2009

Los niños de Agota Kristof

No quería leer libros narrados por niños, o por narradores en primera persona que recuerdan o hablan desde su niñez, pero insistía en agarrar libros al azar de las repisas de la biblioteca de Alejandría.

Pensé: Tal vez deba leer a Marsé y tome "Rabos de lagartija". Una vez en casa, al abrirlo, salió la voz de un niño y recordé esas colecciones de rabos de lagartijas que hacían mis primos en el calor infernal de Ciudad Bolívar. Cortar rabos de lagartijas y juntarlos en un frasco de mayonesa vacío por el solo placer de mirarlos retorcerse hasta quien sabe cuando, separados de sus cuerpos y sin ninguna esperanza. Moviéndose para nada.

Cerré el libro sin pasar de las primeras líneas y abrí la siguiente adquisición azarosa: "El libro de la gramática interna" de David Grossman. No lo podía creer: otro niño.

Devolví los dos libros, no sin antes comentarle a la bibliotecaria que no los había leído, que tal vez eran una joya de la literatura contemporánea, pero que en estos días no me provocaba leer libros narrados por niños o adultos que recuerdan la niñez.

El tercer libro no lo agarré de esa biblioteca sino del éter. A nadie sorprenderá que diga que se trataba de otro libro sobre/de/con niños. No vi la portada, porque el éter a veces no nos ofrece portadas, así que entré de lleno en "El gran cuaderno" y allí me quedé, con esos gemelos sucios y retorcidos, arrugando el estómago a cada dos páginas y convertida desde ya en fan de Agota Kristof, esa mujer increíble, ese monstruo de la narrativa.

"Claus y Lucas" contiene la trilogía sobre los gemelos perversos que escribió Agota Kristof cuando por fin pudo dominar el idioma que la rodeaba. Que hubiese escrito en cualquier idioma, ha dicho en algunas entrevistas esta autora húngara que emigró a suiza en 1956 huyendo de las tropas del "Pacto de Varsovia" En Suiza fue obrera de una fábrica de relojes por no tener idioma, pero se apoderó como pudo del francés y publicó su primera novela en 1986, a los 50 años. Agota Kristof forma parte, además, de esa serie de escritores que han escrito en una lengua que no es la suya que a mí particularmente me apasionan porque creo que son capaces de construirse una lengua propia dentro de algo que les es ajeno, pero ese es otro tema.

La primera novela de Kristof , "El gran cuaderno", es la primera novela de la trilogía y la única que he leído hasta los momentos.

En plena guerra, una madre se ve obligada a dejar a sus gemelos en casa de una abuela malvada. La novela está narrada desde la primera persona del plural, ese "nosotros" indivisible, de idéntica mirada, de unos niños que se someten a un duro entrenamiento para volverse inmunes al mal y al desafuero que los circunda.

Los gemelos suelen hacer redacciones. Antes de comenzar a escribir, le ponen un título y dicen: "Tenemos dos horas para tratar el tema y dos hojas de papel a nuestra disposición". No en vano la novela está formada por pequeños capítulos o escenas en las que se desarrolla una anécdota en tan sólo dos páginas. Las redacciones que les salen mal, son quemadas inmediatamente; las que les salen bien, son copiadas en el gran cuaderno. Dicen: "Para decir si está "bien" o "mal" tenemos una regla sencilla: la redacción debe ser verdadera. Debemos escribir lo que es, lo que vemos, lo que hacemos"

Así los hechos son narrados en presente, como si acabasen de ocurrir y los gemelos nos los estuvieran refriendo inmediatamente con un lenguaje despojado y seco. Continúan: "Por ejemplo, está prohibido escribir "la abuela parece una bruja". Pero si está permitido escribir "la gente llama a la abuela ´bruja´". Así, no dirán: "El ordenanza es bueno", sino: "El ordenanza nos ha dado unas mantas".

Este es el proyecto de Agota Kristof: escribir una historia en la que nada es superfluo, directa, que no explica ni hace juicios de valores, sino que muestra. Estos gemelos preadolescentes establecen una serie de normas para la escritura de esa especie de diario común que llevan en el gran cuaderno que son las pautas de escritura con las que Kristof arma esta corta pero rotunda novela.

Los gemelos concluyen que: "Las palabras que definen los sentimientos son muy vagas; es mejor evitar usarlas y atenerse a la descripción de los objetos, de los seres humanos, de uno mismo, es decir, a la descripción fiel de los hechos"

Aunque no quería leer novelas narradas por niños, el "nosotros" de estos gemelos me atrapó irremediablemente. Tal vez porque quería leer una novela escueta, sin valoraciones ni largas opiniones, sin imágenes ni sentimientos, narrada en un presente feroz.

Desde ahora, en mi altar de maestras: Agota Kristof.

Sigo leyendo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

He estado leyendo tu blog en voz baja...casi en silencio, ya sabes sin hacer mucho ruido, y me gusta muchísimo...es otra dimensión. Sabes que andaba por ahi en busca de tu libro Los jardines de Salomón, pero gracias a la suerte logré conseguirlo; así que lo tengo bajo mi poder...estoy contenta!!

LL dijo...

La dimensión desconocida!! :-D

Muchas gracias por leerme y porque te gusta lo que escribo.
Ojalá también te guste mi libro ... por cierto: ¿dónde lo conseguiste? De momento no está en ninguna librería y casi diría que en ninguna parte!

Un abrazo!

Anónimo dijo...

Jejej ya sabes que en el casco histórico de Cumaná se encuentran muchas cosas, sobre todo si tienes buenos conocidos.


Un saludo

* dijo...

Hablando de libros... me gustaria mucho tener una copia, como podria conseguirla?

LL dijo...

Anónima! Haber empezado por allí! Jajaja!

Popelina! Mi libro estará pronto (eso espero) en las Librerías del Sur (apenas me entere que ya está allí, haré un anuncio con bombos y platillos!!)

Abrazos!!!